¿Qué hacen las abejas en invierno?

Las abejas en invierno pasan frío, igual que nosotros. Como nosotros, tampoco salen a los bosques a recolectar el néctar de las flores para poder hacer miel, la jalea real o la cera con la que crear sus colmenas. Por suerte, hemos recolectado durante el resto del año la miel sobrante que producen para poder ofrecerte una miel 100% natural y de origen español.

¿Cómo sobreviven las abejas en Invierno?

Mientras están en las colmenas, las abejas se juntan en el centro de la colmena para, con el calor individual de cada abeja, poder crear una “bola” de protección térmica, consumiendo las reservas recolectadas durante todo el año.

Esta bola, está viva, si la temperatura baja de los 14 grados se inicia su formación alrededor de la reina y las crías. Su tamaño varía dependiendo de la temperatura exterior. Si la temperatura sube de los 7 grados, se dilata o expande, y cuando la temperatura baja por debajo de esa temperatura se contrae.

¿Cómo generan calor las abejas?

La temperatura para que sobreviva la colmena en invierno son los 25 grados.
Abeja carpintera preparándose para el invierno

Ya hemos comentado que las abejas actúan siempre como una unidad, como si fuese un único individuo. Mantener el calor de la colmena durante el invierno no iba a ser una excepción. La “bola” tiene diferentes temperaturas en cada capa de abejas que la componen. En el centro, las abejas generan calor para mantener un rango entre 25 y 35 grados, mientras que en la superficie de la “bola” se mantiene entre 6 y 9 grados.

Las abejas están en constante movimiento, intercambiando sus posiciones. Las del interior pasan al exterior y las de las capas más superficiales pasan al interior de la “bola”. Por debajo de los 6 grados las abejas morirían. Es tal el poder de la comunidad y de la supervivencia de la misma, que las abejas mayores son las que ocupan las posiciones exteriores y son más propensas a morir.

¿Cómo cuidan los apicultores las colmenas?

Como indicamos, las abejas consumen las reservas de alimentos recogidas durante todo el año. Si añadimos que no pueden salir a reponer lo que consumen, la gestión del apicultor es imprescindible para la supervivencia de la colmena.

El apicultor tiene que observar la actividad de la colmena y detectar cuando se disminuye su ritmo de recolección. En estos días debe garantizar que la colmena dispone de reservas suficientes para el tamaño de la misma y que estas se encuentren lo más cerca del posible lugar donde se conforme la “bola”. En este momento el apicultor debe proporcionar néctar para que ellas mismas puedan fabricar su propia miel e incrementar sus reservas.

No solo garantizar el alimento es suficiente, es necesario crear barreras terminas que garanticen la supervivencia de la mayoría de las abejas. Las propias abejas conforman una barrera térmica y así mantienen la temperatura media de la colmena donde ellas se sientan confortables. El apicultor tiene que comprobar y, si es el caso, reparar la colmena para evitar que las bajas temperaturas afecten en gran medida a las colmena. Se taparan los agujeros y se evitará abrir la colmena durante los meses más fríos para evitar exponer la colmena a bajas temperaturas.

Las abejas consumen sus reservas de miel para mantener el calor durante el invierno.
Abejas preparándose para el invierno

En ciertos casos, en los que se esperan temperaturas extremas, se proporcionará ayuda extra a la colmena para reducir la exposición a las bajas temperaturas, como puede ser crear un cortaviento orientado al norte, aislar térmicamente 3 de los lados de la colmena para combinar asilamiento y ventilación, o trasladando la colmena a localizaciones en las que las temperaturas no sean tan bajas.

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